domingo, 10 de octubre de 2010

La imagen como relato



El artista comenta que años atrás fue deslumbrado con una pintura que le mostró su tía de Van Gohg en Argentina. Explica que la miro tanto tiempo que supo que había mirado algunas de las partes tiempo atrás pero sabía que no eran las mismas.

El lenguaje de la pintura nos brinda información, una información fragmentada y libertada, que dá pie para crear y suponer. La pinturas no son explicadas sino que se trata de explicar que quería decir el autor.

Según Platón todo conocimiento es recuerdo y para Salomón todo acontecimiento es olvido. 

Es real como se maneja la información en este argumento, las cosas que nos impactan y que marcan un punto en nuestra vida tienden a ser recordadas por siempre, mientras los acontecimientos vividos, en especial diariamente, son olvidados fácilmente debido a la costumbre de vivirlos.

Para el autor las imágenes y las palabras son la materia de lo que estamos hechos. El alma no piensa sin ninguna imagen.

Día tras día comprendemos como lo que nos rodea es una imagen de nuestra realidad; si nosotros queremos ir más allá de esto lo podemos hacer, nadie nos limita, lo único que nos limita son nuestras propias capacidades para empezar a funcionar activamente.

Cuando se está en frente de una imagen esta llega a la conciencia instantáneamente provocando una estimulación del  individuo para crear e interpretar la imagen.

Cada obra esta acompañada de una crítica, ya sea positiva o negativa siempre habrá una interpretación de la imagen.

La pintura que solo se queda en el lienzo y en la pared

Gran parte del requerimiento del arte es emocional, algunos artistas buscan provocar reacciones en el espectador, ya sean de admiración, de lujuria, ira, repugnancia. Como se sabe un artista busca deliberadamente evocar una respuesta emocional en el espectador, sin embargo recordemos como decía Kahnweiler en su libro “Mis galerías y mis pintores” “Si, como pienso yo, la pintura es una escritura, es evidente que toda escritura es una convención”. Así que hay que aceptar esa convención, aprender esa escritura: es lo que se suele hacer por simple costumbre. Muchas veces las personas en su ignorancia pueden reír de una pintura que a su parecer esta feísima o chistosísima o simplemente veían vagamente lo que representaba de ahí que las personas que no leen una pintura sino que esa pintura solo se queda en el lienzo y en la pared.


Cuando miramos una imagen o las pinturas de nuestro artista preferido lo primero que tratamos de hacer es saber qué es lo que nos quiere decir dicho autor, que nos puede estar mostrando y los diferentes componentes de esa imagen, como la luz, ubicar la posición en la que se encuentra la imagen principal o la que se destaca en la pintura (centro, lado derecho, lado izquierdo), cómo se estructura la puesta en escena y cuáles son las figuras o las formas que predominan más.


El punto de fuga por ejemplo es aquella visión que nos hace ver el infinito en una pintura y es en muchas ocasiones donde más se centra nuestra atención esta atención también nos puede llevar a las partes donde el cuadro posee mayor luz como por ejemplo en la pintura Vasos en una mesa del gran artista Picasso donde se ve que es una obra donde se puede identificar las líneas que visualmente nos permite, con una mayor facilidad, identificar las figuras más representativas de la imágen, los elementos que la componen y mostrar el estilo del pintor, su diseño sus planos.
Por eso a la hora de leer una pintura "Podemos leer tanteando con la pupila, exponiéndonos al principio a no comprender. Y podemos leer ya con la pupila acostumbrada, paseando la vista sobre cuanto el arte nuevo nos ofrece:  un mundo distinto que nos hace precisar la visión un poco más  para contemplarlo bien."

De la semiótica al signo icónico





En estas lecturas vemos un punto muy importante para el ser humano, la percepción. La pregunta obvia para esto es ¿cómo captamos el mundo?; es cierto para todos que los seres humanos percibimos el mundo totalmente diferente, para unos el color rojo puede ser un rojo intenso o un rojo oscuro a pesar de que sea color rojo.

Para captar el mundo nos damos cuenta de que los sentidos son los que constituyen la mirada hacia el mundo y lo que en él está.

Para Greimas, “Lo visual no es más que una etiqueta simplificadora, es solo un catálogo de nuestra perplejidades o falsas evidencias”.

De la semiótica al signo icónico podemos encontrar dos clases: la semiótica figurativa y la semiótica plástica.

La semiótica figurativa aglomera trazos visuales, figuras, representaciones parciales de los objetos del mundo natural mediante el código. 
La semiótica plástica construye la imagen/ plano visual, como respuesta que articula lo cromático (color, contraste, saturación, luminosidad).  


Reconocer
Una cosa representa otra a partir de reglas que se identifican con unidades culturales. (signo-código)

Reglas para que se produzca la significación

1. La cosa no tiene porque existir.
2. El acto de comunicación es autónomo.
3. Debe haber código.

  • Signos icónicos apuntan a objetos precisos, singulares y concretos.
  • Toda imagen es una abstracción, así, toda representación de lo visual abstrae una serie de rasgos particulares.



La percepción en cuanto a la imagen figurativamente puede ser igual para muchos, un círculo es un círculo; un cuadrado es un cuadrado. Pero la percepción simbólica es la que cada persona le da según su interpretación. La interpretación que maneje puede llegar a crear nuevas percepciones del mundo llegado a un ideal propio.

 

martes, 5 de octubre de 2010

Ser vs Parecer


Cuando vemos una pintura por primera vez, hacemos un análisis ingenuo de qué es lo que realmente nos quiere decir el autor de la obra, pues puede que para nosotros un paisaje tan solo  es la representación de la belleza de la naturaleza, pero para el autor el paisaje es la intelectualización, como escenario idealizado de la figura humana y se acerca al concepto romántico sobre los Alpes, como lo ve el pintor austríaco Joseph Anton Koch (1768-1839), en su obra "Paisaje con arcoíris".
Y es aquí donde la pintura puede ser o parecer, puede ser verdad o falsedad y puede ser mentira o secreto tan solo cuando conocemos el contexto, cuando indagamos sobre el autor, sus gustos, pensamientos, obras; cuando conocemos la época en la que se realizó, cuando reconocemos el elemento o cada objeto puesto en la escena lograremos hacer una lectura sabia de dicha obra.
En esta pintura el análisis empírico que a primera vista le haría sería: el autor quiso mostrar el típico paisaje en el siglo XIX, resaltando al clase alta por medio del castillo y la clase media-baja por las señoras que están en un primer plano, y las ovejas y por ultimo mostrar lo Alpes.
Pero lo que realmente quería decir el autor es que de este a oeste, todo el cielo sureño aparece enmascarado en niebla como si estuviera atravesando por miles de cuerpos brillantes separados de la tierra, cuyas cimas semejantes a coronas parecen formar parte del cielo distante. Realmente existen los Alpes, cubiertos de hielo y soportados por rocas que atraviesan el cielo. Que al final son los Alpes los que parecen diseños del cielo.
Hace un equilibrio entre los conceptos de paisaje, personajes donde los son fundamentales para lograr una armonía escénica.
Estos paisajes buscaban alejar las devastadoras guerras que tenían lugar al otro lado de los Alpes, Joseph buscaba un paisaje cercano a Salermo en una visión mítica. Son paisajes de la Italia contemporánea que aparecen recreados en un mundo arcádico donde un pastor vestido de forma clásica toca la flauta, la verde vista (arboles, pasto etc.) es coronada por estar distante de la ciudad  y por el arco iris que derrama bendiciones de naturaleza.